Los molinos de Carballeda de Avia molían día y noche el maíz, el trigo o la cebada de los vecinos del pueblo. Cada molino tenía varios copropietarios (llamados “herederos”) y los demás vecinos molían en ellos el grano pero debían pagar el coste de la molienda con una parte de la harina obtenida. A ese porcentaje se le llamaba “quenda”. Si contactamos previamente con el ayuntamiento, es posible ver su interior y conocer su funcionamiento.